Se pensaba que Silcoon podía aguantar el hambre y no consumir nada antes de evolucionar. Sin embargo, ahora se cree que sacia su sed bebiendo el agua de la lluvia que se le queda sobre la seda del capullo.
Silcoon usa la seda que produce par aaferrarse a la rama de un árbol y sujetarse bien. Se queda ahí colgado a la espera de su evolución, mientras lo observa todo a través de dos pequeños agujeros en su capullo de seda.
Bebe el rocío que recoge en su seda mientras espera evolucionar. Se defiende en su capullo.
Se agarra con su seda a las ramas de un árbol y espera su evolución bebiendo agua de lluvia.
Se agarra con su seda a las ramas de un árbol y espera su evolución bebiendo agua de lluvia.
Se agarra con su seda a las ramas de un árbol y espera su evolución bebiendo agua de lluvia.
Se agarra con su seda a las ramas de un árbol y espera su evolución bebiendo agua de lluvia.
Se agarra con su seda a las ramas de un árbol y espera su evolución bebiendo agua de lluvia.
Se aferra a las ramas de los árboles con los hilos que teje. Espera inmóvil su evolución.
Se aferra a las ramas de los árboles con los hilos que teje. Espera inmóvil su evolución.
Se agarra con su seda a las ramas de un árbol y espera su evolución bebiendo agua de lluvia.
Bebe el rocío que recoge en su seda mientras espera evolucionar. Se defiende en su capullo.
La seda que segrega su cuerpo le permite agarrarse a los árboles y esperar su evolución.
Ahorra energía moviéndose lo menos posible. Se dedica a beber el agua de la lluvia a la espera de su evolución.
Ahorra energía moviéndose lo menos posible. Se dedica a beber el agua de la lluvia a la espera de su evolución.
Se prepara para la evolución usando la energía que almacenó mientras era un Wurmple. Los dos ojos que tiene le sirven para vigilar lo que ocurre en su territorio.
Se pensaba que Silcoon podía aguantar el hambre y no consumir nada antes de evolucionar. Sin embargo, ahora se cree que sacia su necesidad bebiendo el agua de la lluvia que se le queda sobre la piel.
Silcoon usa la seda que produce para atarse a la rama de un árbol y sujetarse bien. Y se queda ahí colgado a la espera de su evolución, asomado por un agujero del capullo de seda.