#MicroCuento
Obediencia.
Ella (una hermosa princesa) una noche me pidió que le besara el corazón.
En ese momento tome mi navaja del bolsillo, con problemas le abrí desde la garganta hasta el estómago, y rompiendo de una a una sus costillas, hurgué entre su tórax hasta encontrarlo.
Recuerdo que aún estaba tibio, era grande y rojo, era hermoso como contemplar una fruta jamás antes imaginada.
Acerqué los labios para darle el más dulce beso que en mi vida jamás había dado.
Luego, toque su cara, con mi mano cerré sus ojos mientras los míos se humedecian, me acerqué al oído y le reclame; Ahora crees que haré todo lo que me pidas!?